Peña

El presidente mexicano, Peña Nieot, no desea comprar tantos autos.

El accionar de las autoridades mexicanas no es algo nuevo en el mundo de los negocios. Es más, forma parte del ADN del comercio mundial. ¿De qué hablamos? Del hecho de que por un lado el gobierno mexicano  impulsará medidas para disminuir la importación de autos usados que según su análisis no deja crecer su mercado interno, además de envejecer su parque automotor.  En los últimos nueve años México ha importado más de siete millones de autos procedentes de Estados Unidos y Canadá.  Pero en contrapartida, México celebra el hecho de estar muy cerca de convertirse en el segundo exportador mundial de autos a Estados Unidos, sólo superado a la fecha por Canadá. Hoy por hoy,  el dinero que ingresa al país por la exportación de autos duplica al recibido por la venta de petróleo.  Entonces, la pregunta que nos hacemos en este blog es si es entendible  que por un lado México combata lo que por otro lado le produce grandes ganancias. Si no será más razonable aceptar  que por un lado se gana y por el otro se pierde. Que en un mundo globalizado hay que entender que el comercio es –en verdad siempre lo fue- una carretera de doble mano. Además de dejar que el cliente decida dónde, cuándo y cómo comprar un auto. Y que muy posiblemente  el dato que debe  analizar el gobierno mexicano  no es tanto el porcentaje de autos usados que ingresan al país sino que la mayoría de autos que se fabrican en su territorio se exportan. Exactamente el 83%.